Gabriel Impaglione, escritor argentino, cuya poesía transita entre lo amoroso y lo social, estuvo en Venezuela con motivo del 8° Festival Mundial de Poesía
Texto: Carmen Isabel Maracara. Foto: poeticadigital-imagenes.blogspot.com
Gabriel Impaglione (Argentina, 1958) conjuga en su poesía dos grandes temas, acaso más bien búsquedas vitales, cuyo llamado no es fácil de atender sin caer el primero en la cursilería, el segundo en el panfleto: el amor y lo social.
Pero como es “hombre de amor tomar”, no le tiene miedo a ninguna de las dos y por eso nos regaló durante el 8° Festival Mundial de Poesía, realizado en Caracas, Venezuela y en todos los demás estados del país, los versos amantísimos a su Giovanna (Giovanna Mulas, reconocida narradora y poeta italiana), el abrazo fraterno a todos los poetas participantes del festival, así como dejó claro su compromiso con las revoluciones de Nuestramérica, lo que también se hace patente en su poesía y su ejercicio como secretario del PDCI, Partido de los Comunistas Italianos) en Lanusei (Sardegna), pueblo donde reside en Italia.
Así nos contaba él mismo, en una entrevista realizada a propósito de su viaje a Venezuela: “Hay dos temas predominantes en mi poesía: lo social y lo amoroso. Todo podría resumirse en una sola Patria. Dar testimonio de ella. Pero creo que es el amor el eje sobre el cual se articulan todas las cosas. Es en esta dirección que va el acto creativo. Sea la constante que da un sentido. No hay arte fuera de las luchas, no hay lucha sin amor. Creo que una revolución es un infinito poema colectivo”.
No en vano, nuestro poeta Gustavo Pereira, cuyas palabras dan prólogo a su libro Giovannía, publicado por la editorial El Perro y la Rana, dentro de la colección Poetas del mundo, y bautizado el pasado miércoles 19 de junio, confirman este gran poder del amor al que alude Impaglione: “Confío en que la copa de música celeste y terrestre y oceánica de Giovannía servirá a otros amantes en el mundo para brindar por el fervor y por la vida y por la perenne revelación que seguirá siendo, mientras lo humano exista, el amor”.
Historia de un camino poético
- ¿Cómo nació en ti el tránsito hacia la palabra poética, tus primeros textos?
- Todo parecía estar en el aire. Tal vez sea un Buensueño el que se encarga de ciertas tareas que requieren de paciencia artesanal. Pertenezco a una generación que aprendió a leer y escribir en los sesenta. Desde muy pequeño el rito de la siesta, o el reposo luego de la cena comenzó de la mano de un libro. Por aquellos años la TV no era omnipotente, se disponía del tiempo para las cosas esenciales (jugar en el patio o en la calle con los pibes del barrio, descubrir el mundo en bicicleta, entender los dominios de la pelota, hablar con los gatos y los pájaros, preguntarse, leer...). La familia es el primer estimulador, una biblioteca en la casa, desordenada, quiero decir: viva, con estantes al alcance de la mano de un niño, provoca invenciones que más temprano que tarde podrán romper oscuridades enteras.
Y también el segundo entorno, la sociedad. Entonces podía verse el desfile de jóvenes de un lado al otro con guitarra o libros, las rondas en los parques donde se cantaba y cada tanto alguien leía un poema. Las discusiones políticas. Además el vínculo de la música popular con la poesía era tan fuerte, que resultaba imposible ser indiferente a la palabra.
Con una familia donde la lectura es un hábito natural, en una sociedad que ponía en discusión casi todo, al menos en alguna Argentina, cualquier hijo del pueblo podía tener acceso a las preguntas.
- ¿Y dónde comienza la poesía?
- No sé. Me vi de pronto volcado sobre un cuaderno, lápiz en mano, con todo el tiempo de mi lado, cuando todavía no sabía el amor, la muerte, la desgarradora injusticia lloviendo miseria y pretendía con dos palabras balbuceadas explicar el mundo.
Fui madurando de verso en verso, viéndola asomarse detrás de una ventana, en una esquina, entre la gente. Cuando ella, descalza, caminó en el barro de los barrios pobres, supe algunas razones de la tristeza (con el tiempo vinieron todas las otras razones); cuando corrió a refugiarse en medio de balaceras que rompían el follaje de las cimas supe de hombres nuevos y de buenosueños (más tarde llegarían dolores irreparables). La vi aterrada en cualquier umbral oscuro refugiándose de los perros enmascarados y supe del terrorismo de Estado, más tarde, las tumbas NN, dantescas, me trajeron nombres de poetas, poemas, ecos de un canto que no se apaga. La indignación me quemó las manos.
Entonces los pies descalzos, las casas de cartón, mi abuelo inmigrante italiano y los tantos inmigrantes hermanos amontonándose en las periferias donde corríamos a jugar al fútbol, comenzaron a tener para mí un aquí y ahora y no solo en la lectura. Ese fue quizá el punto de partida. Fue luego el amor, un país cuyo borrón había visto en cualquier página. Y con él a contrapelo la distancia de la patria, de la infancia, que vino a explicarme algunas cosas. Que me hizo entender los silencios largos del abuelo.
Movimientos y pausas
Impaglione pareciera estar siempre a la caza de versos, pero también de razones para el amor a la gran patria de la poesía y de las causas del hombre. Además de su labor política, organiza desde el año 2007 los encuentros de poesía Palabra en el mundo, que sin institucionalidad alguna permiten que se reúnan, en torno a la palabra, lectores de poesía en todo el mundo, algún día del mes de mayo –pues la fecha es movible-, previo a los días del Festival de Poesía de La Habana, Cuba. Es creador de varios blogs –algunos de los cuales se los han censurado por abordar temas que cuestionan al imperio estadounidense, el cerco a Cuba, pero hoy persiste en sitios como palabraenelmundo.blogspot.com, festivalpalabraenelmundo.spaces.live.com y http://www.palabraenelmundo.net/.
Sin embargo, para la escritura, requiere de un espacio calmo donde trasegar la rutina de los días y reencontrarse con la esencia de la creación: “Escribo mucho, a diario, procurándome el silencio de la noche. Necesito del silencio. En mi andamio tengo un cuaderno lleno de jeroglíficos (¡Ah! Mi caligrafía) y un teclado gastado de un viejo pc. Y las fotos de mis hijos, de Giovanna, de los amigos, un gran retrato del Che realizado por el mítico Ricardo Carpani, una pintura de árboles de mi hermano Juan Brambiya, varias pilas de libros de poesía que los hermanos poetas enviaron con tanta ternura. En cierta forma estos elementos son como un punto de partida y una razón. Una señal que juega de brújula. Todo lo demás es tan dinámico y caótico que me resultaría cuesta arriba ahora siquiera pensarlo”.
- ¿Para ti la poesía es comunicación con el mundo, catarsis interior, construcción de un lenguaje propio, diálogo con los sujetos sociales o una mezcla?
- Hay un poco de cada cosa, salvo la catarsis. El poema, guiado por el ímpetu de las fuerzas donde razón alguna gobierna, en algún punto de su proceso pasa por la reflexión. La catarsis me ha llevado a escribir panfletos de los que apenas pude rescatar algunas palabras, algún verso. Una vez aprendido esto he dejado cierta actividad de descompresión definitivamente en manos de mi oficio de arquero de fútbol.
En la poesía la fuerza ética precipita con la energía estética, allí se precisa un poco de esa paciente voluntad propia de los buscadores de imposibles. De aquello que queda del primer desarrollo, del volcado original de los versos, se debe extraer la palabra, hay una esencia que pide ponerse en evidencia, aunque no se note a simple vista. Tal vez la madurez poética requiera de menor uso de punzón y martillo. No sé. Sí sé que debemos sacar de la roca la imagen, para que todo el mundo la vea. No es automático, no hay mecanismo que funciona con apretar una tecla. La compulsividad tal vez amontone signos que hasta podrán interpretarse, obviamente. Pero... la poesía... no me parece que pueda prescindir de cierto trabajo reflexivo. Aunque resulte demasiado fatigoso, coincido con Jorge Debravo quien escribe: “Traigo el poema, que es traer el mundo a las espaldas”.
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Baúl de libros
Gabriel Impaglione es autor de varios libros de poesía y narrativa, con títulos como Otras explicaciones (México, Ala de Avispa Editores), Parte de guerra (Sur editores), un pequeño poemario “dedicado a algunos nombres y luchas de nuestros pueblos de Patriagrande. Se trata de una flamante editorial del Proyecto Cultural Sur que dirige en Venezuela el poeta Rey D’Linares. Ambos estamos muy felices por la respuesta que ha tenido ese puñadito de versos”, explica y más recientemente Giovannía (El Perro y La Rana, 2012). ”En cuanto a manuscritos, inéditos, guardo más de una docena de títulos de poesía y un par de narrativa, que alguna vez saldrán a la calle a revivirse de mano en mano. Mientras tanto los revisito cada tanto, desguazo, corto, reemplazo... transformo, añade.
Su obra se ha traducido al portugués, italiano, sardo, francés, catalán, gallego, inglés, rumano y búlgaro. Dirige la revista internacional de poesía Isla Negra y es fundador y coorganizador del Festival Internacional de Poesía Palabra en el mundo.
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XI
Qué vienes a traerme
origen que no supe
o divinidad perdida
nave de espuma
en la orilla quemada
agua pura en la sed
del viento
urgencia de alas
qué sangre victoriosa
esa gota infinita
que nos abisma
(De: Giovannía)
ENHONRRABUENA, querido hermano poeta Gabriel Impaglione! jamás estará demás, en el torrente que no tiene retorno y que refresca y revivifica las cosas, subrayar el carácter indisoluble de poesía y revolusión! hase ya tantos anios, desíamos: "un panfleto hase bien a las puertas de una fábrica, pero un poema humano, también!" salud y poesía para su Buensuenio! y un abraso cordial y companiero para C.I.Maracara por sus íntegras sutilesas inteligentes! micharvegas
ResponderEliminarMuy emotiva descripción de una actualidad europea caótica. Aguda y precisa. Buenas palabras y al final una esperanza. Felicitaciones. Freddy F
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